Para ti, ¿qué tipo de vida debe llevar un
poeta?
Personalmente prefiero un tipo de vida
distante de los círculos literarios, fuera de las disputas y de las
pequeñeces que los caracteriza. Me gusta más la retracción y la soledad
que el ruido o la conciliación por conveniencia, tan comunes en estos
medios. Sin embargo esta opción no quiere decir que me desentienda de lo que
sucede en la literatura o el arte de mi entorno. De alguna manera he
participado activamente, a partir de la década del 80, con
publicaciones que, a pesar de su marginalidad, intentaron definir un
rumbo, concretar un punto de vista. Lo hice con El poeta y su trabajo,
editada con los auspicios de la Universidad Autónoma de Puebla; luego con
Poesía y Poética, publicada durante 10 años en la Universidad
Iberoamericana, así como una colección de 20 tomos, también sobre los
mismos temas abordados en la revista, y ahora, desde el año 2000, nuevamente
con El poeta y su trabajo.
En todas estas publicaciones no nos
propusimos polemizar con otras revistas semejantes que se editaban en
México; más bien nuestro proyecto consistió en diseñar una línea de
trabajo diferente, abierta y crítica, definida por los textos
seleccionados, por lo aceptado y por lo excluido. Una selección donde se
perfilara con nitidez nuestro vínculo con la vanguardia, así como una
aceptación de lo vivo del pasado y un rechazo del tradicionalismo tan
arraigado entre nosotros. Asimismo propiciamos un respaldo a las
innovaciones formales y una difusión persistente de la mejor poesía
contemporánea, lejos de toda complicidad nacionalista. En esa zona es
donde preferimos dar la batalla. Durante casi 30 años insistimos en la
necesidad de renovar el lenguaje poético, de reflexionar sobre la poesía y
el arte contemporáneo, mediante textos de los propios creadores más que
con las generalizaciones, con frecuencia abstractas, con que nos suelen
abrumar algunos críticos. Incluimos también traducciones de distintas
lenguas como un medio indispensable de conocer lo que sucedía en otras
partes. Siempre consideramos la traducción como una obra de re-creación y
que las versiones se hicieran primordialmente a una lengua que tiene
inflexiones y matices que la alejan de la lengua originaria. En esto
también creo que marcamos un espacio distante al de otras publicaciones
literarias de México.